Valores heredados

La vida es absolutamente cíclica. Cuando somos niños oímos a los grandes, allegados o casuales, que nos dicen cosas que en su momento parecen absolutistas o desacertadas con respecto a nuestro proceder o parecer, pero que al irse sumando por repetición y por respeto a los emisores, van quedando grabadas en nuestra esencia. 
Desde muy pequeño mis padres supieron transmitirme las cosas de una forma clara y bien puesta. 
Supieron explicarme que la práctica hace al maestro y que la maestría se comparte. Saber hacer algo es un riqueza sólo comparable con la posibilidad de compartirlo, algunas veces de una forma más desapegada y otras de un modo comercial, pero al final del día, la importancia es la misma.

Estudiar la situación, considerar todas las variables y constantes, armar un plan de trabajo respecto al problema, situación o proyecto que tengamos enfrente y poner lo máximo de uno para llevarlos a cabo del mejor modo posible: esto es lo que les debo a mis padres.

Valores que no se aprenden en cualquier lado, y que deseo profundamente compartir con mis clientes.